Optimist

Optimist

El primer álbum de FINNEAS no parece un debut en absoluto. Como productor y colaborador habitual con su hermana, Billie Eilish, ha tenido un papel crucial en la creación de algunas de las canciones más populares e influyentes del nuevo siglo. En apenas unos años, ha ganado más premios Grammy® de los que le caben en las manos. Sin embargo, pocas veces quienes se dedican a la producción han podido dar el salto con éxito a una carrera solista (Kanye West y Pharrell Williams son honrosos ejemplos), y son menos todavía quienes nos han dado una primera impresión tan monumental. En Optimist escuchamos al californiano solo, cantando sus propias canciones, y visto así funciona como una especie de presentación formal. “Es muy difícil dar prioridad a tu propia música, porque es más fácil encontrar excusas para decepcionarte a ti mismo que para decepcionar a otros artistas”, explica a Apple Music. “El mayor reto al hacer un álbum solista es tener que mirar siempre hacia dentro y preguntarme si es así como quiero sonar. No intento complacer a nadie más que a mí mismo”. El disco arranca con sonido de aplausos y “A Concert Six Months From Now”, un tema directo de guitarras rasgueadas que explota, brevemente y de forma controlada, en un himno rock de corazón enamorado que sirve también como homenaje a una velada en una sala de conciertos. El synth pop sencillo y elegante de “The 90s” se transforma en una serie de espasmos que suenan a festival y sugieren que, al añorar un pasado ya lejano (o temer un futuro apocalíptico), estamos dejando que se nos escape el presente. Las dos canciones tienen un sentido del espacio y de los momentos dramáticos que explican por qué su autor ha contribuido decisivamente a cambiar el mainstream y empieza a adentrarse en la música para el cine. Pero buena parte de Optimist (y Happier Than Ever, el disco de su hermana en el que terminó de trabajar unos meses antes), consiste esencialmente en baladas, con un énfasis natural en la intimidad y la calma. Más o menos, lo que podía esperarse de un cantautor escribiendo durante el confinamiento. “Cuando lo escucho ahora, me doy cuenta de que estaba escribiendo un álbum muy introspectivo”, comenta. “Creo que es lo que sucede cuando te pasas un año metido en casa y pensando”. FINNEAS también puede sonar furioso (“The Kids Are All Dying”) y consciente de sí mismo (“Happy Now?”), contemplativo (“Peaches Etude”) y asustado (“Love Is Pain”), capaz de invocar la sensibilidad melódica de Chris Martin (“What They’ll Say About Us”) y las atmósferas sombrías de Trent Reznor (“Around My Neck”) en unos cuantos minutos. Por encima de todo, lo que transmite es un agradecimiento profundo por la vida, libre de los titulares y de la espiral de las redes sociales. “Creo que, a veces, cuando terminas algo y lo dejas estacionado por un tiempo, te preguntas cómo estará envejeciendo”, dice de su trabajo. “Cuando lo escucho, me digo que así es como me sentía entonces y como me he sentido toda la vida respecto a ciertas cosas. Creo que el álbum es lo suficientemente honesto como para que no importe cómo envejece. Transmite lo que siento”.

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