Order in Decline

Order in Decline

En 13 Voices, el disco que Sum 41 grabó en 2016, el cantante y guitarrista Deryck Whibley se enfrentó cara a cara con el alcoholismo que casi acaba con su vida. Cuando dejó atrás este episodio, abordó el séptimo álbum de la banda, Order in Decline, desde una posición de fuerza renovada. Inspirado y lleno de energía gracias al apoyo de los fans en su gira de regreso, Whibley escribió canciones a ritmo vertiginoso entre concierto y concierto. “Llegó un momento, cuando volví a casa después del ciclo de giras de 13 Voices, en el que tenía muchas ideas y empecé a darles forma”, dice Whibley a Apple Music. “De repente me dije, ‘¡Diablos! ¿Ya tengo un álbum nuevo? ¡Pues parece que sí!’” Pero cuando buscaba inspiración para sus letras, Whibley se encontró con una fuerza destructora más formidable que el alcoholismo: el paisaje político polarizador de los Estados Unidos de Trump. Y no se trata de comentarios pasivos desde Canadá: el nativo de Ontario vive ahora en Los Ángeles la mayor parte del año. Sum 41 no se caracteriza por ser una banda que aborde temas de actualidad y Whibley apunta rápidamente que en Order in Decline “no hay ningún verso sobre la política de inmigración”. Pero es imposible ignorar la corriente de inquietud que recorre el álbum. La banda siempre ha sazonado su pop-punk travieso con un cariño sincero por el heavy metal de los 80, ahora más evidente que nunca con una formación que incluye a tres guitarristas (Whibley, su compañero original Dave “Brownsound” Baksh y Tom Thacker), y debutó en 13 Voices. Order in Decline es el álbum más duro y rabioso de Sum 41, como demuestran las furiosas diatribas de “Out for Blood” y la nada sutil “45 (A Matter of Time)”, en la que Whibley anuncia al presidente que “un número es todo lo que eres para mí”. Pero como Whibley explica, no se trata tanto de expresar su ira ante el Gobierno actual, sino de expresar la frustración con un mundo tan desquiciado que hasta un grupo como Sum 41 se siente obligado a escribir canciones políticas. “El mundo está en un estado caótico, pero yo siempre he usado la música como una vía de escape”, dice Whibley. “Siempre he dicho ‘¡no quiero hablar de toda esta porquería!’ Pero cuando estaba escribiendo la letra de ‘45’, por primera vez pensé ‘¿y ahora este idiota controla mi música? No debería ser así’. Así que intenté cambiar la letra y llevarla en otra dirección y ahora suena como si estuviera hablando de cualquier persona. Si no se llamara ‘45’, quizás ni siquiera sabrías sobre quién estoy cantando”. Además de abrir una ventana a lo que pasa por la cabeza de Whibley, Order in Decline también es un testimonio de la continua evolución de Sum 41. Veinte años después de firmar su primer contrato discográfico, la banda apenas se parece a los adolescentes revoltosos que nos dejaron clásicos de la generación Warped Tour como “Fat Lip” e “In Too Deep”. El quinteto continúa ampliando sus horizontes musicales en direcciones inesperadas: “Catching Fire” (una canción que Whibley afirma que le ha rondado por la cabeza desde hace 10 años) es una balada de desamor que suena a los himnos de estadio de U2 y Coldplay. Y con la serenata acústica y sinfónica “Never There”, Sum 41 ha conseguido crear su propio “Wonderwall”. Estos cambios pueden desorientar a algunos de sus fans más antiguos, pero nadie parece más sorprendido por su presencia en el disco que el propio Whibley. “No escribí ‘Never There’ para este disco”, confiesa. “No pensé que vería la luz nunca. La escuchó nuestro mánager y le dije ‘tengo esta canción y no sé qué hacer con ella, ¿sabes de alguien a quien le pueda interesar?’. Me respondió que por qué querría dársela a alguien. ‘Porque ni suena como una canción de Sum 41, sobre todo para este disco, que es mucho más pesado. Esta canción no es así’, le respondí. Y él me dijo: ‘Esta es una canción pesada, sólo que de una forma completamente distinta’”.

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