En 1989, los sampleos en el hip-hop pasaban por una época de anarquía, antes de que una catarata de juicios frenara la creatividad del momento con sus obvios obstáculos legales. Pero los Beastie Boys también transitaba una etapa rebelde ese mismo año, habiéndose trasladado desde su Nueva York natal a las colinas de Hollywood para cosechar las recompensas de Licensed to Ill, su primer gran éxito. Paul’s Boutique es el frenético choque de ambos fenómenos paralelos. Tras una difícil separación de Def Jam Records y Rick Rubin, Beastie Boys llamó al dúo Dust Brothers para que produjeran su próximo disco. Apoyándose en una caleidoscópica avalancha de sampleos de funk y soul, además de un fragmento de “The End” de The Beatles, Mike D, MCA y King Ad-Rock disfrutaron de los placeres del hedonismo, el vandalismo artístico y se dejaron “a beard like a billy goat”. Las canciones sonaban como algo nunca antes realizado por el grupo ni por ningún otro artista, y el producto final fue un estrepitoso fracaso comercial. Tres años después, cambiaron el peligro legal de los sampleos por instrumentos tocados en vivo, reiventándose por tercera vez consecutiva. Paul’s Boutique sigue siendo un monumento al arte del sampleo, una cúspide del hip-hop en su lado más pícaro e innovador.