“altar”, la elegía agridulce que sirvió como primer adelanto de blue water road, marca un giro importante en la carrera de Kehlani. La muerte de amigos jóvenes y colegas cercanos embarcó impulsó un viaje en búsqueda de paz y claridad que la cantante comparte ahora con sus fans. Aunque más sutiles, también hay cambios en el sonido, que tiene un aire cinematográfico con raíces en los 80, y en las letras. “Creo que siempre he recurrido al amor como tema porque es la emoción más recurrente que experimentamos como humanos”, explicaba Kehlani a Nadeska de Apple Music. “Sin embargo, en este álbum hay tres o cuatro canciones en las que solo hablo de mí, o sobre espiritualidad, que no tienen que ver con una simple relación”. blue water road suena diferente a sus predecesores, más comedido y menos excesivo. Los romances son tan apasionados como siempre, por ejemplo en los flirteos de “any given sunday” y “up at night”, en compañía de Blxst y Justin Bieber respectivamente. Y las cosas a veces salen mal, como en “wish i never” y “more than i should”. Sin embargo, la colaboración con Syd “get me started” busca una línea de comunicación entre los problemas en lugar de consumirse en el fuego, mientras que en “little story”, una balada con guitarra acústica, Kehlani parece asumir la responsabilidad de no estar presente emocionalmente. El álbum es resultado de la madurez que llega con la edad, pero también de la maternidad y el deseo de que su hija pueda escuchar el tipo de música que nos sirve de ancla a lo largo de los cambios de la vida. Sus canciones tienen tanto de regreso a la mejor versión de Kehlani como de versión refinada de la introspección que siempre ha definido su trabajo. “Como persona capaz de curar, puedo hacer música curativa”, decía en su entrevista con Nadeska. “Me he liberado de la idea de que la música tiene que ser furiosa o triste para ser profunda”.