El compositor ruso Alexander Kastalsky tuvo una gran influencia a principios del siglo XX. Alumno de Tchaikovsky y Taneyev, transformó la música coral rusa al combinar el sencillo canto eslavo de la Antigüedad con la rica polifonía de las canciones populares rusas. Las Vísperas de Rachmaninov, por ejemplo, dan idea de su estilo. Compuesto antes de que terminara la Primera Guerra Mundial, su Recuerdo eterno de los héroes caídos (Memory Eternal to the Fallen Heroes) es un réquiem que aparece aquí en una emocionante versión a capela. El Clarion Choir, un conjunto experimentado en el repertorio ruso, saca a la luz los colores exquisitos y brillantes de Kastalsky con voces magistralmente equilibradas.