Shostakovich se rebela contra la opresión soviética en su Quinta sinfonía (Symphony No. 5), la más emocionante y desnuda de todas. Gianandrea Noseda saca a la luz hasta el último detalle, con una Sinfónica de Londres precisa en los rápidos cambios del primer movimiento, desde las cuerdas iniciales hasta la frenética marcha y el llanto solitario del violín. El sombrío y meditabundo Largo alcanza una claridad y una riqueza de texturas impresionantes, mientras que los últimos minutos del épico final rara vez han sonado con una energía tan visceral y emocionante.