Niño prodigio y un adelantado a su época, en el trabajo de Isaac Albéniz se percibe la influencia de Bach, Rameau y Chopin, aunque su legado musical es esa visión nítidamente española del movimiento impresionista que reinaba en Europa durante aquellos años. Navarra y Suite Española, aquí interpretadas por la Alicia de Larrocha, son dos de sus obras más relevantes junto a Iberia, cuya grabación por la propia pianista en 1972 es considerada una de las definitivas en torno al compositor.