Vida Tan Bonita

Vida Tan Bonita

“Este disco empezó con una búsqueda o intención de volver a las raíces”, comenta Francisca Valenzuela sobre Vida Tan Bonita, su quinto álbum. “Quise encontrar un espacio lúdico donde me sintiera libre, donde pudiera citar mis influencias, no poner reglas, ser orgánica y también cruda. Por eso muchas de las canciones se tocaron en vivo de una”. El resultado final es caleidoscópico y con una imaginación ilimitada. Va desde el art-rock virulento de “Se Va” hasta la suntuosa melancolía de “Detener el Tiempo”, uno de los momentos más bellos en el extenso catálogo de la cantautora chilena. Grabado en Los Ángeles, el álbum cuenta con el apoyo creativo de los productores Ali Stone y Sebastián Krys. “Me invitaron a confiar, jugar y explorar sin límites”, explica. “A Seba le podía decir que quería un poco de Talking Heads o Los Auténticos Decadentes, un toque de Shakira y otro de Tracey Thorn. Él entendía todo a la perfección y podía integrar esos ingredientes en la receta, pero hacerlo de una manera original y auténtica que me es muy importante”. Aquí, Valenzuela nos guía a través de estas once canciones, una por una. Se Va “A veces me cuesta categorizarme a mí misma porque me gustan muchos géneros distintos, soy versátil y sigo lo que tiene sentido para mí musicalmente. El desarrollo de ‘Se Va’ tuvo dos momentos. La primera versión no la logré terminar, porque es una canción que escribí para mis papás. Habla de ser como la semilla en un jardín, crecer y ver a los padres desde otra perspectiva, dejando de estar bajo su sombra. La dejé abandonada porque incluso escribiéndola me ponía incómoda. También habla del paso del tiempo y las cosas que ocurrieron durante la pandemia. Después la resolví en cuanto a lo lírico y lo armónico. Cuando llegó el momento de producirla con Sebastián y Ali, empezamos a jugar con guitarra, pads de cuerdas, mellotron y campanas. Fue todo rápido y orgánico. De repente me encantó esa dirección tormentosa, un poco como estar gritando arriba de un precipicio. Ahí aparecieron influencias del art-rock de los 90, como The Breeders y Garbage; incluso Cerati, que a veces tiene esos timbres que son emotivos pero también estruendosos”. Último Baile “Es una narración ecléctica, teatral y apocalíptica. La escribí con Claudia Brant y nació cuando me imaginé con una guitarra de lentejuelas, bailando al final del mundo. Es una canción que responde a esa sensación de la pandemia, como que se está acabando todo y entonces a vivir, bailar y echarse a morir. La parte del puente fue muy divertida. Estamos cantando todos juntos en el coro y quería que ese ‘final del mundo’ fuera colorido, freaky, medio infantil también. Pero sin perder esa cosa mía latina, un poquito nocturna, un poco ‘chiqui’ para hablar de esto con un sentido sarcástico. Creo que esto aparece mucho en el humor de las letras que escribo”. SALÚ “Es una canción que desde el principio supe que iba a ser noble y familiar. Quería que fuera muy calientita. La escribí en el piano, la grabamos con guitarra slide y fuimos vistiéndola de una manera muy natural con la banda, dándole un leve tono navideño. Por eso hay muchas campanas y la guitarra slide que me encanta, porque me fascina la música country y el sonido de Nashville. Fue algo inesperado para mí, porque la encuentro positivista y universal, y a veces me cuesta encontrar ese punto de vista. Evoca una imagen casi cinematográfica, como de dos vasos chocando. Es un homenaje al tiempo, porque la vida está pasando muy rápido”. Detener El Tiempo “Es una de mis favoritas de este disco. A veces una escribe para acomodarse, para poder viajar en el tiempo a un momento. Y ese es el momento que estoy retratando, para que no se me vaya de entre las manos. Es una canción que está llena de añoranza y anhelo de todo. Habla sobre la incertidumbre que alguien te quiera o no, que se va a ir, que la vida nos separará. La escribí de una sentada. Ali y Seba me ayudaron a rearmonizarla y fue espectacular porque le dieron ese sentimiento de vergüenza, casi doloroso. Es un tema súper romántico y sensual, con un código rítmico distinto. Para mí cantarla fue una aventura musical”. Hola Impostora “Es muy de cabaret. Tiene ese sentido medio de Broadway, como un poco envenenado, superfemenino, con mucho hombrito. Surgió de una manera orgánica, porque muchos sentimos el síndrome del impostor y nos llenamos de dudas e inseguridades. Pero además era un poco cínico, porque yo estoy acá en Los Ángeles. Por eso le canto a la ciudad brillante, donde todos estamos haciendo algo pero no somos nadie. Evidenciar eso, que es la antítesis del ‘cool game’, la frustración de sentirse inadecuada todo el tiempo. Me hizo mucho sentido vestirla de cabaret rock, como si estuviera masticando chicle. La escribí en guitarra y la maqueta era casi idéntica a la versión final. Al principio, batallé con que se llamara ‘La Impostora’. Me pareció que quizás ese punto de vista era demasiado mundano, o poco poético. Pero a Seba y a Ali les encantó, la fuimos construyendo y fue lindo porque la grabamos como una banda en el estudio. Estábamos ahí jammeando y era muy teatral, porque es como una conversación conmigo misma. Hay todo un diálogo ahí, tratando de resolver una problemática y seguir adelante”. Vida Tan Bonita “Es la canción más de libro abierto. Una carta de amor a alguien, diciéndole, a la distancia, las cosas que siento. Yo diría que es demasiado de escuela. Son cosas muy crudas que a veces aparecen en mi tono confesional y, si lo pienso mucho, las quito porque me da vergüenza. Pero también sé que estas cosas le pasan a todo el mundo, y tiene esa onda dulce y amarga a la vez. Como diciéndole a la otra persona ‘te deseo lo mejor’. Al hacer la música, la idea era que obstaculizara lo menos posible, que el piano fuera su representante y yo al final tuviera un momento tormentoso. En mi mente era algo como Sinéad O’Connor, o medio Queen. Que la emoción, contenida y recatada, estallara al final y esta mujer mostrara su intensidad real”. Mundos Separados “La escribí en guitarra y piano, así como está, pero rítmicamente era un misterio. Me preguntaba cómo la íbamos a vestir y fue tomando esta forma de cumbia triste, con clarinetes en el medio y una onda folclórica al final. Fue hermoso ver cómo se iba armando. La letra es en respuesta a sentir que estamos en nuestros frentes, polarizándonos y dividiéndonos más. La tristeza de querer reencontrarse y no saber cómo hacerlo. La escribí con Jimena Muñoz, que es una amiga colombiana, y estábamos las dos sintiéndonos emo por Zoom. La letra viene cargada de la pandemia, la política en Chile, el estallido social, esa polarización de posturas que también ocurre en Estados Unidos. Y me encantó esa parte del final. Tiene un mensaje positivo, de unión”. Despierto “La escribí durante el estallido social en Chile, antes de la pandemia. Estaba quedándome en Santiago, en el epicentro de las confrontaciones. Nos estábamos demorando al elaborar esta canción y empezamos a jugar con la zampoña. Ahí apareció ese ritmo tipo Peter Gabriel. Tiene una cosa eléctrica, casi como urbana. Al final del tema quería quedar yo sola con el piano, me parecía importante ese momento como mensaje. Fue también el encuentro con un país opresor y militarizado como el que vivieron nuestros papás, pero nosotros no lo conocíamos hasta ese momento. Es también un homenaje a mi tierra”. Castillo de Cristal “Escuché mucho a Paulina Rubio durante la grabación de este álbum. También la alianza con Seba exacerbó eso, porque tiene una fortaleza tremenda de producción pop. Lo busqué por su trabajo con Gloria Estefan, Shakira, Juanes y Alejandro Sanz. Son referentes que amo y líricamente son muy potentes. Esta canción partió siendo muy seria y después se convirtió en pop. Me encanta el contraste, porque es distópica, política, con imágenes oscuras, pero revestida en ese pop luminoso, un poco plástico para contrastarlo. El tema, el video y el mensaje iban de la mano y quise ocupar el código de ese género como vehículo para contar esta historia”. Dar y Dar “Esta canción empezó con el coro, algo que nunca me pasa cuando escribo. Quería que fuera setentera, pensando en Elton John, Raffaella Carrà o Charly Garcia. En mi mente imaginaba un programa de televisión en los años 70. Porque además tiene un mensaje positivo, casi espiritual. Como Sly & the Family Stone, sus mensajes positivos de conexión y amor universal. Se me hizo natural darle esa libertad, ese sentido del humor y no tomarme las cosas demasiado en serio”. Como La Flor “Es una canción súper espiritual. Quería que tuviera algo frágil, como un mantra eclesiástico. Nació con la idea de este mundo de contrastes, de cómo también en la hostilidad se pueden hacer las cosas; el impulso de vivir a pesar del dolor. Cuando hablo de Charly, Violeta o Selena estoy homenajeando a los referentes que me inspiran y acompañan, especialmente durante la pandemia. Fue un tema que salió de una sentada, como en trance, tocando las notas en el piano. Era como una misa privada conmigo misma, homenajeando mi admiración por la vida, las cosas que me permiten vivir”.

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