Beethoven: Complete Piano Concertos

Beethoven: Complete Piano Concertos

En 1989, el gran pianista polaco Krystian Zimerman grabó por primera vez los cinco conciertos para piano de Beethoven en Viena, pero las sesiones estuvieron plagadas de problemas. “Pusieron alfombras en las paredes del Musikverein y destruyeron la acústica”, explica Zimerman a Apple Music. Poco después llegó la tragedia. Leonard Bernstein, que dirigía a la Filarmónica de Viena en la grabación, falleció antes de terminar el proyecto. En lugar de cancelarlo, Zimerman dirigió el Primero y el Segundo desde el piano. Más de treinta años después, cuando se cumple el 250.º aniversario de la muerte de Beethoven, encontró la oportunidad de volver a grabar los conciertos. “Hablé con Simon Rattle (director musical de la Orquesta Sinfónica de Londres) y le dije que tenía que volver a hacerlos como fuera”, recuerda el pianista. “Me dijo que sí de inmediato y sugirió que los grabáramos con la Sinfónica de Londres. Es un hombre maravilloso y un gran amigo. ¡Y además le parecen bien todas las ideas que se me ocurren!”. Entonces llegó la pandemia. Las medidas sanitarias obligaron a Zimerman a pasar semanas durmiendo en una caravana en noviembre de 2020 (“¡Me sentía como un boy scout!”), porque era la única manera de tener su piano cerca sin saltarse las reglas de distanciamiento social. Durante las sesiones de grabación, los músicos de la Sinfónica tuvieron que separarse hasta ocupar la planta entera de la iglesia londinense de St. Luke’s. El desafío era considerable (“Hacía difícil que las secciones de instrumentos sonaran homogéneas, unidas en cuanto al color”), sin embargo, Zimerman lo recuerda como “una experiencia fabulosa”. “Era como música de cámara a gran escala”, dice. “Compartíamos la música entre todos”. Cómo hubiera podido sonar esa música a comienzos del siglo XIX era parte esencial de la idea de Zimerman. Para acercarse lo más posible, llevó a las sesiones cuatro teclados hechos a medida que podían integrarse en el cuerpo del Steinway de cola de St. Luke’s. Cada uno estaba diseñado para adaptarse a los retos técnicos y las sutilezas sonoras que Zimerman pensaba que Beethoven buscaba en los distintos conciertos. Aquí, el pianista nos guía por estas cinco obras maestras. Concierto para piano n.º 1 en do mayor, Op. 15/Concierto para piano n.º 2 en si bemol mayor, Op.19 “No hago distinciones entre el N.º 1 y el N.º 2. Me parecen de estilo muy similar. Beethoven era joven cuando los escribió, y los jóvenes de entonces tenían los mismos problemas que los de hoy. También se rebelaban contra sus padres, y eso es algo que se siente en la música. En el Concierto para piano n.º 2, por ejemplo, hay muchos momentos divertidos. Hay una parte al final del último movimiento que yo quería tocar como una broma y le pedí a Simon Rattle que se dejara de delicadezas y dirigiera de la forma más tonta posible. En realidad, los movimientos finales de los dos conciertos están llenos de humor y de chistes. El Concierto para piano n.º 1 es una pieza muy larga y muy seria, pero también tiene mucho humor. El movimiento largo es uno de los más emocionantes de todo el Romanticismo. Beethoven ya era un romántico cuando lo compuso”. Concierto para piano n.º 3 en do menor, Op. 37 “Recuerdo que, al empezar el primer movimiento del concierto, le dije a Simon Rattle que quería que la música fuera como una roca, pero no una piedra cuidadosamente pulida, sino más bien como un bloque de granito. Hacia el final de la cadenza con la que termina el movimiento, la música da miedo. El segundo movimiento se podría tocar como misa en una iglesia. Es una de las declaraciones más personales de Beethoven, casi religiosa. Y el tercero es de un ingenio increíble. En algunos pasajes usé tempos extremadamente rápidos”. Concierto para piano n.º 4 en sol mayor, Op. 58 “Es un concierto lleno de ideas revolucionarias, como empezar con el piano solo. El público espera un tutti orquestal, pero eso no es lo que va a escuchar. En su lugar, el piano empieza a improvisar. ¿A dónde va la música? ¿Por qué? ¿Qué nos está diciendo Beethoven? Es un shock para quien no la haya escuchado antes. Este es otro movimiento con una cadenza fabulosa y las notas con las que termina para mí están entre los momentos más emocionantes de la historia de la música. Es bellísimo y de una calidez increíble. Expresa las ansiedades de Beethoven, un hombre que nunca encontró quien le amara ni pudo satisfacer sus anhelos interiores. Es un lugar en el que llorar. El segundo movimiento también sorprende, porque no es un lento tradicional, sino un intermezzo, un debate entre dos personas, como cuando Cristo habla con Pilato. Es como si la música estuviera en conflicto. El movimiento final es un regreso a la alegría con la orquesta y el piano compitiendo. Está lleno de ingenio y humor”. Concierto para piano n.º 5 en mi bemol mayor, Op. 73 “Emperador” “El concierto ‘Emperador’ es completamente diferente, mucho más moderno que los otros cuatro. Es una sinfonía con piano en la que el piano también es la orquesta. Grabarlo con Simon Rattle fue una experiencia increíble. El segundo movimiento es brutal, una de las grandes piezas de todo el siglo XIX. Y el último es alegre de nuevo, pero esta vez es una alegría más refinada, la de un hombre contando chistes educados en tono amistoso”.

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