The Downward Spiral

The Downward Spiral

Incluso en una época en la que bandas como Nirvana podían conocer la fama, The Downward Spiral fue un disco extremo. Trent Reznor dijo que el segundo disco de Nine Inch Nails era “una oda a la autodestrucción en el formato de un disco conceptual que, por alguna razón, se convirtió en un éxito internacional”. Inspirado en Iggy Pop, Lou Reed y la trilogía berlinesa de David Bowie, The Downward Spiral desvió el pop industrial de Pretty Hate Machine hacia direcciones inesperadas. Experimentó con melodrama (“Piggy”), disco y soul (“Closer”) y baladas tan delicadas que es inevitable sentirse como un voyeur al escucharlas (“Hurt”). Hasta temas con cierta continuidad con la música anterior de la banda, como el tartamudeo hardcore de “March of the Pigs”, se habían vuelto más agresivos. Como consecuencia, los momentos suaves del álbum suenan aún más exhaustos. El álbum mezcla elementos análogos y digitales, sampleos con intrumentos en vivo y la naturalidad de algunas interpretaciones. Si el disco cuenta con un momento definitivo, este sería el clímax de “Closer”: un synth-funk mecánico que abre paso a un piano tan solitario como distorsionado. Después de Spiral, ninguna banda tuvo que elegir entre ser grupo de rock o productor electrónico. Reznor unió ambos universos disímiles.

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